Tifón y arena soy
Sumida en mis propios sueños
Dúctil y espesa
Aérea y despierta
Flechada hacia el norte
Feroz y serena
En tránsito
Quieta
Tras de mí
semillas y surcos
Nudos en la tierra
Frente a mí
las dunas
el trigo y el cierzo
Punto de inflexión soy
Cadena de ensamblaje
Mañana fue hoy
Yo así lo quiero
El ayer será mañana
sin más y sin ningún duelo
No estaré
pero seguiré siendo
No seré
mas seguiré estando
¿Quién soy?
Soy tú
Soy yo
Aquella y el otro
Tu espalda
Su pecho
Sus sombras y huecos
Mil reflejos
y treinta y tres versos.
©María José Hernández Hernández
25 mayo, 2017 at 2:15 pm
Sensible, me sigue gustando tu poesía
30 mayo, 2017 at 6:05 pm
Gracias, Jesús. ¡Qué bien lo que dices!
25 mayo, 2017 at 9:07 am
Los he contado.
Dos veces: hacia abajo y hacia arriba.
Treinta y tres.
Me encantan.
Y sigo admirando
esa facilidad natural que tienes para tejerlos.
25 mayo, 2017 at 11:48 am
Mira que eres desconfiado… Jajajajaja. Yo también los conté, varias veces, hacia abajo y hacia arriba. Primero eran menos pero ya sabes cómo funciona ésto: los versos se multiplican solos y llegando a treinta y dos dijeron: ¡Apaga y vámonos! Y así se quedó el poema. Yo me limito a escribirlos pero ellos son los que mandan. 😉
24 mayo, 2017 at 9:56 pm
Muchas gracias María José:
Tu forma de escribir que aúna lo etéreo, con lo real, que es capaz de percibir en lo sutil y al mismo tiempo ponerlo en la tierra me encanta.
Un abrazo agradecido
Mari Cruz Domínguez
25 mayo, 2017 at 11:43 am
Muchas gracias a ti, Maricruz, por leerme y por tus palabras, siempre tan motivadoras y emotivas. Sólo por eso ya me merece la pena continuar expresando mi mundo interior. ¡Un fortísimo abrazo!